viernes, 14 de noviembre de 2008

DISECCIÓN DE "LA OBRA"

Fesser nos trae un film que lo que básicamente hace es relatar la historia de una niña-mártir religioso, y a través de este coducto atacar de una manera muy tajante al “opus dei” y a sus afiliados. Este ataque no es completamente desmedido pero si que recalca la película como anticlerical. Aunque la historia en sí es un drama sin parangón, la fuerza del argumento se centra en los detalles sobre la religión y pensamiento de la niña. Desde luego esta historia real es muy triste, pero el dramatismo llevado al extremo en este caso consigue que se pierda el control del drama, llegando a insensibilizar al espectador. La película además es una alegoría, o una hipótesis de lo que le pasaría por la cabeza a Camino los últimos meses de su vida, una manera de abordar la muerte menos dura que otros aspectos de la película. Desde luego la antipatía de este autor por el opus queda patente en el film, revelando detalles que poco tienen que advertir en la historia, como la vida de numeraria de la hermana de camino, pero que aún así le añaden dramatismo, en tanto que retratan este fanatismo del que está rodeada toda la película.
El tratamiento de la historia en lo que se refiere a los personajes puede ser un tanto retorcida, sobre todo con las idealizaciones que se les da a cada uno. El niño que le gusta a Camino, al que llaman Jesús, es una referencia muy obvia, pero el hecho de que además el padre se llame José, o la obviedad de la niña mona de la clase, que se acerca a Jesús y que es una alegoría de María Magdalena, conteniendo incluso la escena del “noli me tangere” está todo bastante escondido además de ser lioso por no ser una historia en la que se puedan hacer este tipo de referencias. Por otro lado, la representación de los sacerdotes, que más que sacerdotes parecen diablos, con una medio-sonrisa en funerales y un fanatismo exacerbado, resalta aún más la intención de la película. El toque final es ese parecido de Camino con la niña de “el exorcista”, por sus ojos y el maquillaje con el que la tratan
La forma de realizar la película ha sido muy desmedida en el plano técnico, puesto que la artificialidad de casi todo está declarada, y siendo en este caso como es una historia real reciente, la forma de recrearse en las operaciones, dando más una sensación de grima y asco, que de pena, resulta bastante excesiva además de innecesaria. Por otro lado la iluminación casi siempre es muy lógica, excepto en las escenas de los sueños de Camino, en los cuales todo se convierte en algo parecido a “Charlie y la fábrica de chocolate” o al meno salgo así de desnaturalizado..
Javier Fesser es un director que ha dedicado su obra principalmente a anuncios televisivos y cortos cinematográficos. Por ahora, su carrera como director de largometrajes es algo escasa. Tan solo dispone de 4 largometrajes. Y aunque este último no nos recuerda demasiado en temática a las otras 3 si que nos recuerda su forma de realizarla.
Las películas de “el milagro de P.Tinto” y “la gran aventura de Mortadelo y Filemón” se guiaban por los mismo parámetros, humor sencillo, absurdo, básico y que hace gracia. Y en estas dos películas se ven dos características que más tarde se observarán en este nuevo film. Por un lado, la evidente artificialidad de todo en la película, en el caso de las anteriores hablábamos de todo lo que podía salir en el plano, mientras que en esta ocasión, la desnaturalidad se ciñe a los sueños, pesadillas y fantasías de Camino.
Ya en sus anteriores trabajos se veía su intención de crítica a la iglesia, allá en la fábrica de obleas de “el milagro de P. Tinto” con aquel personaje del sacerdote malhumorado, cliché de la posguerra, aunque en esta ocasión tratado desde el punto de vista humorístico y nunca dramático.
El reparto de esta película tiene un solo defecto, que tiene mucho actores que trabajaron en las anteriores películas del director, siendo estas de humor, la verdad es que no inspiran mucho dramatismo hasta que no te adecuas a la historia, y es posible que solo me ocurra a mi, pero ver al “el super” con una estética no tan diferente de la que se usó en su anterior film, no me da lugar a entrar en la historia como espectador de un drama.
Sin embargo, la actuación de todos es sobresaliente, siendo Mariano Venancio el que mejor lo hace, en su papel de padre impotente ate los actos de una mujer fanática. Nerea Camacho interpreta de una manera muy convincente a esta niña y la enfermedad que sufrió, paliándola con fanatismo y religión. Carmen Elías y Manuela Vellés, por otro lado resultan un tanto exageradas, la segunda más que la primera, aunque más bien es porque los personajes están exagerados, llevando al extremo la personalidad y consiguiendo una sobreactuación en algunos momentos.
Es en definitiva un film que tiene toda la herencia metodológica de las anteriores películas del director, dando un resultado artificial e irreal, con un tratamiento de la historia pobre, buscando referencias que carecen de sentido, y con un principio bien claro, relatar de la manera más detallista y crítica la vida de esta niña y los que la rodearon. Siendo estos aspectos insuficientes para hacer de esta película algo que valga la pena, si es cierto que las interpretaciones que realizan este reparto hace que no sea motivo de arrepentimiento ver este film.

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