La mejor película que he visto de Clint Eastwood, en la que se rodea de actores de una gran calidad, y en la que consigue una atmósfera de los barrios norteamericanos fantástica. En esta historia en la que un padre pierde a su hija, el drama humano que sigue será el escenario para la trama que se desarrolle en el barrio, un lugar que Eastwood nos presenta como un personaje más, tan determinante como cualquier otro.
Dentro de esta historia, lo más destacable es la capacidad para crear un drama sin necesidad de rizar exageradamente el rizo. Los actores no se pisan los unos a los otros, aunque hay dos claves, Sean Penn y Tim Robbins, ambos lo clavan y no dejan lugar en la historia para el tercer niño grande del barrio, Kevin Bacon. Aún así todos encajan a la perfección en la historia y en sus personajes, los dialogos no van más allá de lo necesario, surgiendo temas de los cuales podríamos sacar mucho más de los que en principio parece. Detalle fantástico al otro lado del teléfono, no quiero excederme en contar más trama.
Su punto débil es sin duda su previsibilidad, y es que siendo un poco listo se puede ir 10 minutos por delante. Sobre esa película comentaré más en otro momento, le vamos a dar un 7,5 y la recomiendo encarecidamente, y voy a destacar lo mejor y lo peor para terminar.
Lo mejor es la interpretación de un reparto de lujo, y el retrato del drama humano más corriente elevado a la enésima potencia.
Lo peor es la previsibilidad.
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